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domingo, 19 de febrero de 2012

XXII Certamen literario 'Frasquita Larrea' 2012 (envíos mediante correo postal)

La Delegación de la Mujer del Ayuntamiento de Chiclana de la Frontera convoca el XXII Certamen literario 'Frasquita Larrea' 2012, al que podrá concurrir cualquier autor o autora que lo desee. El tema será "la mujer", siendo libre el género literario (poesía, relato corto....) y con una extensión máxima de 20 folios mecanografiados por una sola cara a doble espacio. Se establecen un primer premio de 600 euros y un segundo de 400. El plazo de presentación de los trabajos quedará cerrado a las 14 horas del día 2 de marzo de 2012.

Podéis ver las bases completas pinchando aquí.

sábado, 11 de febrero de 2012

'Cuando las gallinas mean', de Susana Visalli, ya a la venta


"Odio a mi padre y a la vez le quiero, ¿cómo pueden dos sentimientos opuestos albergar un mismo corazón? Ser mujer no condena a una vida en la que no puedo elegir. Si Dios me hubiera hecho hombre ya conocería otras tierras lejanas de esta isla". Este es el comienzo de la historia de Santa y los tres hombres que lograron silenciar su vida: el padre, el marido y el hijo. Una historia de amor y desamor, de traiciones y prejuicios, de hombres que aman sin saber cómo y mujeres que quizás amen demasiado. Una existencia entre la locura y la fe como método de supervivencia en un pueblo siciliano durante las primeras cinco décadas del siglo XX.

La novela, ganadora del I Certamen Nacional de Narrativa para Autores Noveles, organizado por la Asociación de Escritores Noveles, ya está a la venta. Más información aquí.

Descubriendo autores noveles: Marina Gómez y El sueño del corcel.

El sueño del corcel

Cuando el mundo no era más que trozos de islas rodeados de agua y sobre sus tierras habitaban seres puros e inmortales, la vida era perfecta, mucho más de lo que lo es ahora. Aquellas criaturas que vivían en la más hermosa armonía gozaban de una total libertad, mezclándose las diferentes razas con amor y fraternidad. Habitaban por todos los rincones de la Tierra y se proclamaron Reyes de la Naturaleza, pues eran hermosos y únicos pobladores, y cada cual era dueño y señor de un mundo joven que empezaba a transformarse con el paso de los tiempos. Pero algunas de aquellas antiguas beldades se volvieron rebeldes ante tanta paz, aburriéndose hasta manifestar sus diferencias a los que seguían siendo felices en aquel paraíso. Nadie hasta aquel momento supo de quejas o de destierro, y quizás por eso los puros de espíritu se sumieron en un sentimiento hasta ahora inexistente: la tristeza. Eso lo dicen nuestras antiquísimas Escrituras, y también nos cuentan lo que de sobras sabéis.

‘El Gran Dios que desde todas partes veía los extraños acontecimientos lanzó un rayo a la Tierra, fue el Supremo quien no quiso ser débil y expulsó con autoridad omnipotente a los que se rebelaron. Los puros de espíritu le rogaron piedad para los desdichados, pero no hubo misericordia para los rebeldes, ni siquiera para ellos, a quienes les fue arrebatada la inmortalidad aun sin culpa alguna. A los desterrados se les echó de menos, pues en tiempos anteriores fueron nobles y buenos, pero cometieron el error de alzarse contra los suyos y sobre el Gran Dios que todo lo ve. Fueron humillados, obligados a vagar por las tinieblas del submundo, pues no había sido justo quejarse ante la felicidad más plena, y lloraron su desdicha durante miles de años, escondidos en los lugares más remotos de la Tierra. Pasaron hambre, frío y desconsuelo, pero ante tal desgracia todos ellos unieron sus fuerzas, y mientras allá arriba sus hermanos mortales disfrutaban sus vidas llenos de luz, allá abajo se hizo la más completa oscuridad. Los que antaño fueron hermosos y gráciles se tornaron horrendos y deformes, y su inteligencia se volvió demencia, olvidándose de hablar y de pensar con cordura. Nadie sino ellos hubiese podido entender su propio lenguaje. Ninguno de ellos recordaba ya el mundo porque sus mentes lo habían borrado. Hubieran podido morir de hambre, pero su inmortalidad seguía intacta, y en los miles de años que vivieron escondidos en las profundidades del averno aprendieron a trepar las rocosas paredes que no tenían fin con un único objetivo: escapar. Mas no había salida en el submundo, y dedicaron entonces sus vidas a entrenar un nuevo propósito: conseguir una manera para alimentarse de la felicidad de los que un día los condenaron y vengarse del Gran Dios, pensándolo posible.

‘Así pues se reunieron todos ellos en un círculo eterno, y al margen de los propósitos del Gran Dios se hicieron poderosos, logrando así su ansiado fin. Abandonaron la oscuridad más absoluta con un simple pensamiento, y al atravesar las miles y miles de capas que cubrían su hogar un resplandor que los cegó les arrebató la forma, mostrándose ante el mundo como el aire, invisibles. Pero el mundo que abría sus puertas había cambiado, y aunque ni un vago recuerdo anidaba en sus mentes la necesidad de venganza era cada vez más y más grande. ¿Qué importaba a quién maltratar si su deseo simplemente era hacerlo? Cada espíritu impío voló hacia un lugar distinto y lejano, pero uno en concreto quiso quedarse bien cerca. El sol lo había cegado y ahora buscaba penumbra y sombra, y exhausto ante la luz se filtró por el hueco de un extraño monumento de piedra que dejaba salir de lo alto algo así como el humo de una hoguera. En su interior calmó su daño, y sonrió triunfante cuando vio un ser angelical durmiendo apaciblemente en un colchón de plumas. Era hembra, y excitado se fundió en su cálido cuerpo cabalgando sobre ella, y entró en sus felices sueños para no dejarla despertar hasta que no estuvo satisfecho. En cada confín de la Tierra un espíritu desterrado se alimentó de los sueños de los nuevos seres mortales, y alguno que otro no despertó jamás, y aquí estoy yo para daros fe.

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viernes, 6 de agosto de 2010

Ochenta años sin Arthur Conan Doyle


MADRID, 6 Jul. (EUROPA PRESS) -

La casa editorial RBA ha reunido en una edición cuatro obras del escritor de género negro Arthur Conan Doyle, con motivo del 80 aniversario de su muerte. En concreto, este volumen recoge los libros 'Estudio en Escarlata', 'El signo de los cuatro', 'El sabueso de los Baskerville' y 'El valle del terror'.

Doyle (Edimburgo, 1859-1930) estudió Medicina en Londres a la vez que empezaba a esbozar el perfil de una especie de detective privado de capacidades analíticas y deductivas fuera de lo común: Sherlock Holmes. A pesar de crear otros dos personajes, nunca pudo librarse de la fama de este detective.

El escritor reconoció que el mítico personaje estaba totalmente inspirado en un profesor de Medicina de la universidad, llamado Joseph Bell House, cuyas increíbles habilidades analíticas para describir la causa de la muerte con sólo un vistazo al cadáver convirtieron en famosas y multitudinarias sus clases.

(fuente: EUROPA PRESS)

domingo, 1 de agosto de 2010

Carta a un joven escritor (II), de Arturo Pérez Reverte.

Hablábamos el otro día de maestros: autores y obras que ningún joven que pretenda escribir novelas tiene excusa para ignorar. Ten presente, si es tu caso, un par de cosas fundamentales. Una, que en la antigüedad clásica casi todo estaba escrito ya. Echa un vistazo y comprobarás que los asuntos que iban a nutrir la literatura universal durante veintiocho siglos aparecen ya en la Ilíada y la Odisea –relato, éste, de una modernidad asombrosa– y en la tragedia, la comedia y la poesía griegas. De ese modo, quizá te sorprenda averiguar que el primer relato policíaco, con un investigador –el astuto Ulises– buscando huellas en la arena, figura en el primer acto de la tragedia ‘Ayax’ de Sófocles.

Un detalle importante: escribes en español. Quienes lo hacen en otras lenguas son muy respetables, por supuesto; pero cada cual tendrá en la suya, supongo, quien le escriba cartas como ésta. Yo me refiero a ti y a nuestro común idioma castellano. Que tiene, por cierto, la ventaja de contar hoy, entre España y América, con 450 millones de lectores potenciales; gente que puede acceder a tus libros sin necesidad de traducción previa. Pero atención. Esa lengua castellana o española, y los conceptos que expresa, forman parte de un complejo entramado que, en términos generales y con la puesta al día pertinente, podríamos seguir llamando cultura occidental: un mundo que el mestizaje global de hoy no anula, sino que transforma y enriquece. Tú procedes de él, y la mayor parte de tus lectores primarios o inmediatos, también. Es el territorio común, y eso te exige manejar con soltura la parte profesional del oficio: las herramientas específicas, forjadas por el tiempo y el uso, para moverte en ese territorio. Aunque algunos tontos y fatuos lo digan, nadie crea desde la orfandad cultural. Desde la nada. Algunas de esas herramientas son ideas, o cosas así. Para dominarlas debes poseer las bases de una cultura, la tuya, que nace de Grecia y Roma, la latinidad medieval y el contacto con el Islam, el Renacimiento, la Ilustración, los derechos del hombre y las grandes revoluciones. Todo eso hay que leerlo, o conocerlo, al menos. En los clásicos griegos y latinos, en la Biblia y el Corán, comprenderás los fundamentos y los límites del mundo que te hizo. Familiarízate con Homero, Virgilio, los autores teatrales, poetas e historiadores antiguos. También con ‘La Divina Comedia’ de Dante, los ‘Ensayos’ de Montaigne y el teatro completo de Shakespeare. Te sorprenderá la cantidad de asuntos literarios y recursos expresivos que inspiran sus textos. Lo útiles que pueden llegar a ser.

La principal herramienta es el lenguaje. Olvida la funesta palabra estilo, burladero de vacíos charlatanes, y céntrate en que tu lenguaje sea limpio y eficaz. No hay mejor estilo que ése. Y, como herramienta que es, sácale filo en piedras de amolar adecuadas. Si te propones escribir en español, tu osadía sería desmesurada si no te ejercitaras en los clásicos fundamentales de los siglos XVI y XVII: Quevedo, el teatro de Lope y Calderón, la poesía, la novela picaresca, llenarán tus bolsillos de palabras adecuadas y recursos expresivos, enriquecerán tu vocabulario y te darán confianza, atrevimiento. Y una recomendación: cuando leas El Quijote no busques una simple narración. Estúdialo despacio, fijándote bien, comparándolo con lo que en ese momento se escribía en el mundo.

Busca al autor detrás de cada frase, siente los codazos risueños y cómplices que te da, y comprenderás por qué un texto escrito a principios del siglo XVII sigue siendo tan moderno y universalmente admirado todavía. Termina de filtrar ese lenguaje con la limpieza de Moratín, el arrebato de Espronceda, la melancólica sobriedad de Machado, el coraje de Miguel Hernández, la perfección de Pablo Neruda. Pero recuerda que una novela es, sobre todo, una historia que contar. Una trama y una estructura donde proyectar una mirada sobre uno mismo y sobre el mundo. Y eso no se improvisa. Para controlar este aspecto debes conocer a los grandes novelistas del siglo XIX y principios del XX, allí donde cuajó el arte. Lee a Stendhal, Balzac, Flaubert, Dostoievski, Tolstoi, Dickens, Dumas, Hugo, Conrad y Mann, por lo menos. Como escritor en español que eres, añade sin complejos ‘La regenta’ de Clarín, las novelas de Galdós, Baroja y Valle Inclán. De ahí en adelante lee lo que quieras según gustos y afinidades, maneja diccionarios y patea librerías. Sitúate en tu tiempo y tu propia obra. Y no dejes que te engañen: Agatha Christie escribió una obra maestra, ‘El asesinato de Rogelio Ackroyd’, tan digna en su género como ‘Crimen y castigo’ en el suyo. Un novelista sólo es bueno si cuenta bien una buena historia. Escribe eso en la dedicatoria cuando me firmes un libro tú a mí.

Fuente: XLSemanal, 1 de agosto de 2010

Carta a un joven escritor (I), de Arturo Pérez Reverte.

Pues sí, joven colega. Chico o chica. Pensaba en ti mientras tecleaba el artículo de la semana pasada. Recordé tus cartas escritas con amistad y respeto, el manuscrito inédito –quizá demasiado torpe o ingenuo, prematuro en todo caso– que me enviaste alguna vez. Recordé tu solicitud de consejo sobre cómo abordar la escritura. Cómo plantearte una novela seria. Tu justificada ambición de conseguir, algún día, que ese mundo complejo que tienes en la cabeza, hecho de libros leídos, de mirada inteligente, de imaginación y ensueños, se convierta en letra impresa y se multiplique en las vidas de otros, los lectores. Tus lectores.

Vaya por delante que no hay palabras mágicas. No hay truco que abra los escaparates de las librerías. Nada garantiza ver el fruto de tu esfuerzo, esa pasión donde te dejas la piel y la sangre, publicado algún día. Este mundo es así, y tales son las reglas. No hay otra receta que leer, escribir, corregir, tirar folios a la papelera y dedicarle horas, días, meses y años de trabajo duro –Oriana Fallacci me dijo en una ocasión que escribir mata más que las bombas–, sin que tampoco eso garantice nada. Escribir, publicar y que tus novelas sean leídas no depende sólo de eso. Cuenta el talento de cada cual. Y no todos lo tienen: no es lo mismo talento que vocación. Y el adiestramiento. Y la suerte. Hay magníficos escritores con mala suerte, y otros mediocres a quienes sonríe la fortuna. Los que publican en el momento adecuado, y los que no. También ésas son las reglas. Si no las asumes, no te metas. Recuerda algo: las prisas destruyeron a muchos escritores brillantes. Una novela prematura, incluso un éxito prematuro, pueden aniquilarte para siempre. Lo que distingue a un novelista es una mirada propia hacia el mundo y algo que contar sobre ello, así que procura vivir antes. No sólo en los libros o en la barra de un bar, sino afuera, en la vida. Espera a que ésta te deje huellas y cicatrices. A conocer las pasiones que mueven a los seres humanos, los salvan o los pierden. Escribe cuando tengas algo que contar. Tu juventud, tus estudios, tus amores tempranos, los conflictos con tus padres, no importan a nadie. Todos pasamos por ello alguna vez. Sabemos de qué va. Practica con eso, pero déjalo ahí. Sólo harás algo notable si eres un genio precoz, mas no corras el riesgo. Seguramente no es tu caso.

No seas ingenuo, pretencioso o imbécil: jamás escribas para otros escritores, ni sobre la imposibilidad de escribir una novela. Tampoco para los críticos de los suplementos literarios, ni para los amigos. Ni siquiera para un hipotético público futuro. Hazlo sólo si crees poder escribir el libro que a ti te gustaría leer y que nadie escribió nunca. Confía en tu talento, si lo tienes. Si dudas, empieza por reescribir los libros que amas; pero no imitando ni plagiando, sino a la luz de tu propia vida. Enriqueciéndolos con tu mirada original y única, si la tienes. En cualquier caso, no te enfades con quienes no aprecien tu trabajo; tal vez tus textos sean mediocres o poco originales. Ésas también son las reglas. Decía Robert Louis Stevenson que hay una plaga de escritores prescindibles, empeñados en publicar cosas que no interesan a nadie, y encima pretenden que la gente los lea y pague por ello.

Otra cosa. No pidas consejos. Unos te dirán exactamente lo que creen que deseas escuchar; y a otros, los sinceros, los apartarás de tu lado. Esta carrera de fondo se hace en solitario. Si a ciertas alturas no eres capaz de juzgar tú mismo, mal camino llevas. A ese punto sólo llegarás de una forma: leyendo mucho, intensamente. No cualquier cosa, sino todo lo que necesitas. Con lápiz para tomar notas, estudiando trucos narrativos –los hay nobles e innobles–, personajes, ambientes, descripciones, estructura, lenguaje. Ve a ello, aunque seas el más arrogante, con rigurosa humildad profesional. Interroga las novelas de los grandes maestros, los clásicos que lo hicieron como nunca podrás hacerlo tú, y saquea en ellos cuanto necesites, sin complejos ni remordimientos. Desde Homero hasta hoy, todos lo hicieron unos con otros. Y los buenos libros están ahí para eso, a disposición del audaz: son legítimo botín de guerra.

Decía Harold Acton que el verdadero escritor se distingue del aficionado en que aquél está siempre dispuesto a aceptar cuanto mejore su obra, sacrificando el ego a su oficio, mientras que el aficionado se considera perfecto. Y la palabra oficio no es casual. Aunque pueda haber arte en ello, escribir es sobre todo una dura artesanía. Territorio hostil, agotador, donde la musa, la inspiración, el momento de gloria o como quieras llamarlo, no sirve de nada cuando llega, si es que lo hace, y no te encuentra trabajando.

Artículo aparecido en XL Semanal, del 25 de Julio de 2010.

sábado, 31 de julio de 2010

El asesinato de Sócrates, de Noemí G. Sabugal


Noemí G. Sabugal ha sido finalista del Premio Unicaja 2010 con su primera obra «El asesinato de Sócrates».

El asesinato de Sócrates es una novela de intriga policial que indaga en la capacidad que tenemos para conocer a los demás y a nosotros mismos. Con una prosa sobria y precisa, Noemí G. Sabugal aúna las vicisitudes personales de Robles con la investigación del crimen.
San Martín, una pequeña ciudad de provincias, ve turbada su monótona y lluviosa cotidianidad con la muerte en extrañas circunstancias de un famoso escritor y periodista local, Fernando Gómez Fuentes, más conocido por su seudónimo, Sócrates. El inspector de policía Marcos Robles, atormentado por una complicada situación familiar, es encargado de esclarecer el caso. Las peculiares costumbres y relaciones de Sócrates llevan a empezar la investigación en los ambientes nocturnos de los bajos fondos de la ciudad. La detención de...

Autor: Noemí G. Sabugal
Editorial: Alianza Editorial
Precio: 18,50 €

Puedes comprarlo en la librería www.cervantes.com

jueves, 29 de julio de 2010

Ciudad Santa, de Guillermo Orsi



Un político es ejecutado a la luz del día en un barrio marginal a las afueras de Buenos Aires. Una reina de la belleza busca la ayuda de una abogada que ha enviudado a balazos en dos ocasiones. Un crucero de turistas encalla en el fangoso Río de la Plata: el manjar está servido para una banda de secuestradores. Entre los turistas, un barón colombiano de la droga y su amante son el plato fuerte. Un coleccionista de cabezas humanas desvela entretanto a dos policías, enfrentados en un duelo que poco tendrá que ver con la ley y mucho con sus lealtades y decepciones.


Buenos Aires, como un cayuco colmado de fugitivos de sucesivos desastres, navega sin rumbo por un mar sin playas ni horizontes. Esa deriva es la materia prima con la que Guillermo Orsi construye su Ciudad Santa; seductora, violenta... impactante.


Con una galería de personajes para el recuerdo, Ciudad Santa es la absorbente y vertiginosa novela de un país que, cuando todo parece haber sido dicho y aunque pretenda callar lo evidente, habla a través de sus muertos.

"La radiografía implacable de una gran urbe, dominada por la corrupción."


Guillermo Orsi nació en Buenos Aires en noviembre de 1946. Considerado por la crítica un referente del actual género negro, trabaja como periodista en una publicación bonaerense, habiendo desempeñado anteriormente tareas como redactor publicitario, amén de otros oficios. Ha publicado, entre otros, "El vagón de los locos" (Premio Emecé 1978, Emecé), "Cuerpo de mujer" (1983, Ediciones Poniente), "Tripulantes de un viejo bolero" (1994, Ediciones De la Flor), "Sueños de perro" (Premio Umbriel de la Semana Negra 2004, Umbriel Editores) y "Noches de Pelayo", que fue Finalista del Premio UNED en 2005. Con "Nadie ama a un policía" (Almuzara, 2007) se alzó como ganador del II Premio Internacional de Novela Negra Ciudad de Carmona.

lunes, 26 de julio de 2010

Asturias para Vera, de Ricardo Menéndez Salmón


Estamos ante un libro que no continua el estilo del autor, sino que da un giro -quizás preludio de un cambio en el estilo del autor asturiano-, ganador del premio «Llanes de viajes».

En definitiva, 'Asturias para Vera' (su hija), es «un canto de amor a una tierra con nubarrones en la que tengo puesta muchas esperanzas». Y para cantarla recorre lugares, pero también conceptos. Redescubre la costa, desde Ribadedeva hasta Galicia; canta a su apellido y a los ríos, con un capítulo dedicado al salmón; contempla las piedras del románico y prerrománico asturianos y llega hasta el país del pan, en Villanueva de Oscos. Pero también disfruta del Antroxu, vuelve a Sales, la pequeña aldea colunguesa en la que pasó su infancia y juventud a través de una casa sin nombre o rinde homenaje a los inmigrantes y a los mineros. Un retrato diferente de Asturias a través de unas líneas que Fernando Marías, presidente del jurado del premio, considera propias de «un autor llamado a ser uno de los grandes en los próximos años, un enorme escritor».

Fuente: elcomerciodigital.com

Autor: Ricardo Menéndez Salmón

Éditorial: Imagine

Precio: 15 €

miércoles, 21 de julio de 2010

Todo el amor y casi toda la muerte, de Fernando Marías.


Todos en la vida tenemos que pasar página alguna vez, sin embargo no es fácil. A veces, vamos alejando el momento sin ser conscientes de que esta decisión marca nuestro presente y nuestro futuro.
¿Qué debemos hacer? ¿Cómo enfrentarnos a los sentimientos encontrados, a las dudas, al dolor? ¿Evitaremos caer en el abismo… al que nos dirigimos?
Fernando Marías nos presentó hoy en la Semana Negra de Gijón su último libro «Todo el amor y casi toda la muerte». Un libro vivo que no te dejará llegar al final sin haberte sentido identificado con él en algún momento. No podrás cerrarlo y seguir indiferente.
Descubriremos, a través de los protagonistas de dos historias con un nexo común, que el autor nos descubre su lado humano y sentimental, el de un hombre que ama, duda y se pregunta ¿qué me pasa?




Premio Primavera de Novela 2010.
Autor: Fernando Marías
Editorial: Espasa Calpe
Precio: 19,90 €